Zonda lacerando cuerpos y despeinando
ideas, ocultando el silencio con su manto
sangrante de cielo pintando un borroso sol
que muere enterrado en su furia
fuerza sin tiempo convirtiendo lagrimas
en barro cegador transformando el bosque
gris en desierto de almas devorados por el
refugio fresco cementerio
a mitad de camino las alturas se despejan,
el pesado paisaje descansa de la presión
mientras lentamente se aleja el salvaje
a la hora de su llegada y sin abrigo,
su primer aliento de alivio me llama
bajo la intemperie sin luces dejándome
raptar por su abismo
eligiendo mis dos errores perfectos
la oscuridad…
y la soledad
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