el paisaje se desnuda a la oscuridad
y late noche
mis deformados seres internos mutan
alados y siniestros desde la raíz cubriendo
con mis artesanas garras el frío otoño que
desde las cimas se endurecen hacia los cielos
deshojando las sensaciones vivas que me nutren
hasta despertar la lujuria cavando en la fosa tibia
y desapareciendo al submundo mágico de las
tempestades ocultas
me rindo al egoísmo de su Diosa pasión arando
hasta lo profundo donde nacen los temblores
la necesidad de morir, el sufrimiento sublime
de que no termine
hasta la puñalada final
donde los horizontes abatidos
se pierden a uno solo
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