convertido en el jamás visto,
nazco al morir, muero al vivir,
cada vez que invado su cuarto de baño
ver el ritual de sus ropas al caer,
giros sensuales descubriendo su piel,
su mano jugando con la lluvia
esperando la temperatura perfecta
y su cabello humedeciéndose por la niebla
que se cuela entre ellos
lentamente se coloca bajo la caída del agua,
en ese momento en que su rostro mira
a los cielos y sus manos recorren su pelo
totalmente mojado…
todo se detiene…
paraíso de Mujer frente mío,
arte perfecto en cada uno de sus detalles,
cristales levitando rodeándola dispuestas
al sacrificio de explotar vistiéndola
de toques plata traslucidas entre
el vaho rendido a sus pies ocultándola
dentro del cerrado ambiente
me acerco a sus labios entreabiertos
robándole como una caricia un beso
respiro su aliento para luego besarla
estudiando el gesto de su rostro dormido
pero totalmente reaccionario a lo que le hago
mis manos rosando su espalda provocando
que se arquee hasta llegar a su cintura y
rodearla a besos subiendo, leyendo cada centímetro de su piel
que se eriza al llegar a sus pezones que se endurecen
cuando mi boca se abre y las oculta apoyando mi lengua
suavemente casi sin moverla mientras sus pechos agitados
comienzan a despertar el infierno entre sus piernas
las yemas de mis dedos notando los costados de su figura
a la vez que bajo hasta encontrar el premio mayor
sintiendo el vértigo del deseo bebiendo cada gota
dejando un desierto de lo que vendrá
me alejo…
ahora el paisaje es una imagen erótica
pintada de pecado, el cual tiene
más verdad de vida que la misma religión
y de pronto…
todo cobra acción
Ella cae de rodillas mientras la lluvia la moja
todas mis sensaciones en su cuerpo que
quedaron impresas comienzan a activarse
provocándole movimientos retorcidos
e incontrolables en su cuerpo
un grito de placer y lujuria
su mano instintivamente cubre su boca
entre gemidos orgásmicos desesperados
una bocanada de aire y su cuerpo
que se contrae entre espasmos
que lentamente se calman
hasta el alivio de un sereno placer
lentamente desaparezco como un pensamiento fugaz
satisfecho… de verla una vez más
sin ser visto