la riqueza de la noche, la riqueza del día
variables infinitas viajando por el cuerpo
en juegos sombras que no se atesoran
pintando las alturas a desteñida iluminación
hasta que su momento es sepultado, entonces
El Universo toma su color mostrando al templo
silencio que de la nada a un solo eco se activa lineal
mi pequeñez se pierde a espacios creciendo en la
inmensidad a un casi todo que se muestra completo
en ese sonido que susurra un sostenido que se alarga
hasta sentirlo a lo lejos que casi al llegar a su fin regresa
de golpe y me despierta en dos caminos
en un te quiero anónimo al reino de la luz
en un te amo atemporal al reino de la oscuridad
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