El silencioso desafío de escribir…
El cerro azulino calzado de verde, rompiendo
el celeste cielo entre blancas cabelleras alargadas
haciéndolo parecer un gran sabio en su quietud
y silencio, meditando bajo el trueno, sin creer, sin fin,
siendo lo único que, hasta ese momento, es real.
Muero, dejándome devorar lentamente por el paisaje.
La entrada al prisma fue distinta, menos lados, provocando
fácil el cálculo a la mirada propia, ganando recuerdos
en la experiencia no hereditaria, comiéndola cruda,
dulce y amarga. Las 4 estaciones pesan en pensamiento.
Muero, mientras el Universo me traga.
El desafío no tiene que ver con la muerte…
tiene que ver con la mente
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