Una maravilla, no se atesora,
oculta en el mar profundo,
en ese espacio de tinieblas tranquilas
navegando en su memoria,
en la nada oscura infinita,
donde mis demonios me acosan
cosechando las letras de fuego,
que aún no se apagan
sin ser una decisión,
sin ser una elección
la máscara mortuoria desaparece,
desarmándome en su pensamiento,
exorcizando el espectro sueño
en principio de fuga,
desde la garganta profunda de mi ventana,
Ella aparece…
en el lugar de siempre
Sin poder tocarla, mis manos son suyas.
Sin poder besarla, mis labios le pertenecen.
en el lugar de siempre,
solo en ese espacio Universal,
en esa sola fracción de tiempo
entre susurros puedo nombrarla
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